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MÁTAME DE MIEDO, POR FAVOR
César Augusto Vázquez Chagoya
2 de noviembre de 2006


En el preámbulo del día grande de los muertos, este 2 de noviembre, los veracruzanos sacamos nuestro repertorio de leyendas, cuentos, espantos, etc. Las familias dispersas se reúnen como pocas veces en el año. Un matrimonio es más fácil que se unan por sus muertos, que en la decisión de dónde van a pasar las fiestas de navidad o de fin de año. Como se reúne la familia, muchos jóvenes van a reuniones y entre la plática salen los cuentos de espantos y cada quien cuenta sus experiencias. A todos alguna vez lo han espantado; y el que diga que no, miente.

Entre los cuentos o leyendas, muchos tienen explicaciones y otros de plano pasan los años y nadie explica los fenómenos. Partiendo de que somos energía y materia, y al morir subsiste la energía y la misma puede quedarse impregnada en las habitaciones o casas donde vivieron los finados. Es común escuchar: “vimos al abuelo sentado en su sillón”, o “Oí que me hablaban y no había nadie”, “Escuché la voz de papá”, “Los trastes se cayeron sin explicación”, etc.

Cuando se reúne la familia los mayores se divierten, pero a los que les meten más miedo es a los niños, quienes esa noche no quieren dormir solos. En estos días, en la televisión y en la radio, se ven y oyen las películas que más dan miedo, pero la capacidad de asombro es cada día mayor en el ser humano y es que en verdad, la realidad está superando a las leyendas, espantos, películas o cuentos, etc.

Cada día vemos como las cabezas por el narcotráfico son más comunes. El espanto que viven mujeres y niños ante la violencia intrafamiliar. El padre que mata a sus hijos y esposa. El niño de Coatzacoalcos que le quitan las piernas. El hijo que mata a sus padres en Xalapa. El homicida que mata a su mujer y duerme con ella por estar drogado en la misma capital del estado, etc.

¿Qué falta en la realidad que no supere la ficción? En los últimos años, en Veracruz hay crímenes que en verdad espantan.

Como este trabajo se hace en la madrugada del día de muertos, de repente se abrió la puerta y suben por la escalera y se espera que llegue la persona que entró y nada. Mejor se apaga la computadora y a la cama. Dicen que el que no quiera ver visiones que no salga de noche, pero qué se hace cuando el antiguo dueño de la casa y su madre murieron y los velaron donde está la computadora. ¿Será que vinieron a buscar a su familia que vive en otro lado?

Instintivamente, se prenden todas las luces como si estuviera uno para tener más adrenalina. A ver si son tan machos estos difuntos que hasta amigos deben de traer, pero se van a fregar, porque aquí sólo pusimos velas y flores y nada de comer (porque son tentación para la dieta personal). Nos armamos de valor con decir “calacas son y en calacas seguirán”, y como decía mi abuelita difunta, a los muertos se les espanta con mentadas de madres y ahí les va un repertorio minatitleco… pero no se vio nada.

Mejor nos pusimos a ver televisión y dale con la burra al trigo. Los títulos: “La danza del Vampiro”, “La pesadilla”, “Estigma”, “El séptimo muerto”, etc. Apagamos la televisión. Mejor leer y el primer libro decía en su título: “Los 6 años de progreso de Miguel Alemán y anuncia con regresar”, entonces si nos desmayamos del miedo. El caso está para morir en la víspera.




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