Ya estarán contentos los diputados federales que aprobaron los impuestos federales que les propuso el presidente Felipe Calderón. Sólo le dieron una revolcada y la aprobaron. Más criticable fue la postura de los priístas que se comprometieron a no aumentar los impuestos.
El 21 de octubre pasado, los pobres del país sintieron que la daga de la desigualdad se venía más fuerte.
Aparte de los aumentos programados en impuestos para el 2010, los diputados le dejaron sueltas las manos al presidente: dos aumentos a la gasolina en una semana y al diesel en este fin de año simplemente impactan en el transporte y ahí el aumento de los insumos de producción, aumentan los precios de la canasta básica. Ya antes de esto, el hambre ya hacía sombra en la república.
Esta navidad, a pesar que todos quieran poner un futuro el próximo año menos duro y festejen que se vaya el 2009, pues no es así. Tiene rato que la mayoría de las poblaciones rurales o de las colonias no compran gas. Pareciera increíble que antes para darle un servicio de gas estacionario en Coatepec era una odisea y se daban a desear, ahora desde las oficinas centrales en Córdoba o Veracruz ofrecen el servicio vía telefónica, pero la clase media baja ya redujo al máximo su consumo, así como la ingesta de alimentos caros.
La población está cortando árboles para hacer leña que se vende en poblados rurales y colonias de las ciudades urbanas. Está aumentando la compra de patas y vísceras de pollo para comer. Lo mismo sucede con las vísceras de puerco y de res, porque es lo más barato y llenan más con la tortilla que también aumenta de precio.
Según algunos legisladores federales, en especial el diputado Javier Duarte de Ochoa, festina el hecho que no hayan cumplido su compromiso de no subir los impuestos porque consiguieron 15 mil millones de pesos de más para el estado de Veracruz.
¿Sirve esto para que coman los veracruzanos? No van a comer cemento y no se ve cómo se van a aumentar los empleos, cuando los empresarios ya no pueden con las cargas fiscales y eso lo reconocieron tanto los legisladores y el mismo gobernador antes del 21 de octubre, y pese a las resistencias económicas de la propuesta de Calderón votaron a favor.
El mismo gobernador Fidel Herrera Beltrán está preocupado por lo que está sucediendo y lo que viene, anunciando medidas para contener la crisis. Pero los diputados federales, los que aprobaron el aumento de impuestos creyendo que el pueblo tiene amnesia, condenan el aumento de la gasolina y los productos de primera necesidad, cuando son cómplices también de la crisis. Se lavan las manos.
Muchos legisladores y funcionarios federales creen que la crisis no los va a tocar. Lo dudamos. El 2009, no será el 2010. Al tiempo.
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