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EJECUCIONES EN VERACRUZ
César Augusto Vázquez Chagoya
4 de julio de 2006


Parece que es tiempo de que el gobierno del estado de Veracruz haga una severa revisión de los grupos policíacos federales en la entidad. En la gran mayoría de las ejecuciones de personas, éstas resultan inmiscuidas en violaciones a las leyes federales o son ex integrantes de cuerpo policíacos federales quienes llegan al estado con mucho dinero y se hacen empresarios de la noche en la mañana, queriendo huir de sus destinos; pero el sólo hecho de que las drogas en su transito por el estado se paga ya no con dinero, sino con la misma droga, los ha metido de nuevo al negocio buscados por los “capos”, sus antiguos y viejos pagadores.

La historia de la protección de policías federales a los “barones”de la droga no es nueva. Cuando Rafael Caro Quintero mandó a matar al piloto aviador Enrique Camarena, nunca se imaginaron que el piloto fuera agente de la Agencia Federal Antidrogas (DEA) de los Estados Unidos, país que presionó al gobierno mexicano para agarrar a los culpables, y se descubrió de que Caro Quintero y sus sicarios portaban credenciales de la Dirección Federal de Seguridad de la Secretaría de Gobernación, así como credenciales de la Policía Judicial Federal dependiente de la Procuraduría General de la República, por lo que fue destituido en ese tiempo (a principios del sexenio de Miguel de la Madrid) Armando Pavón Ramírez (originario de San Juan Evangelista) y encarcelado por la protección a los narcotraficantes.

En Veracruz, la siembra de marihuana y de la flor de la amapola, se da en con la protección de policías federales aprovechando la gran inmigración de michoacanos y guerrerenses, principalmente en colonias agrícolas con el plan de poblar el sureste del país. La gran mayoría son personas muy trabajadoras y unos se vieron tentados a sembrar estupefacientes porque se les ubicaron en lugares selváticos. A principios de los ochentas era un rumor. Desde 1983, ya los sembradores acumularon tanto dinero que ya no les importaba festejar a la luz de todos, y tenían mejores armas que las policías municipales del sur de Veracruz, que sólo eran controlados por miembros del ejército, pero nunca consignados a las autoridades judiciales.

Las ejecuciones en Veracruz en los últimos 22 años se deben al desplazamiento de los grupos del narcotráfico por otro. Se le mata porque ya son públicas sus actividades y a los “capos” no les gusta el escándalo: por robo de droga, dinero o venganza personales y los menos, por motivos políticos

La primera gran ejecución fue el 30 de noviembre de 1995, cuando el comandante de la Policía Judicial Federal en Coatzacoalcos Jesús Cabrera Guerrero, se le ocurrió robarle toneladas de marihuana a los de la congregación de Sánchez Taboada, municipio de Hidalgotitlán. El resultado fue de 21 policías ejecutados en el arroyo de Cahuapan. Los asesinos eran o son originarios de Michoacán y Guerrero.

Los que se llevan el primer lugar por la forma más horrenda de morir (que hasta sus testículos le metieron en la boca), se encuentra el caso del ganadero Felipe Lagunes Castillo, quien pedía ante la tortura que lo mataran. Lagunes Castillo estaba metido en todos los negocios, y quien alardeaba haberlo matado y torturado fue Cirilo Vázquez Lagunes.

Al alarde del ganadero no se le creía, y su “fobia” a que siempre lo balaceaban, era porque gentes de la familia de Felipe lo perseguían. Esta fue una ejecución política en el sexenio de Acosta Lagunes.

La muerte del Lagunes Castillo coincide en la forma en que ejecutaron al Lic. Celestino Zamora López (en el sexenio de Rafael Hernández Ochoa, anterior al de Acosta Lagunes), agente del Ministerio Público en varias partes del estado, consentido de López Arias, así con la del transportista de Coatzacoalcos Mario Ledesma Pavón: ambos murieron en forma similar a Felipe, con la única variante de que a los dos últimos los quemaron para evitar ser reconocidos. El primero fue encontrado en un camino por México, y el segundo en una gravera de San Juan Evangelista, ambos hechos en el sexenio de Rafael Hernández Ochoa.

Después de las muertes anteriores, existen ejecuciones por venganzas de tierras, bien localizadas y aclaradas por las autoridades. En los últimos años se han efectuado ejecuciones, casi todos ligados a las policías federales. De los 7 ejecutados cerca de Córdoba en febrero pasado, a sólo uno se le identificó como proveniente de Chiapas. 4 fueron sacados de una casa de Veracruz por supuestos agentes de la AFI. Los ejecutados y ejecutores originarios fuera del estado.

Lo que está llamando la atención a nivel nacional son las ejecuciones en los últimos meses en el territorio del Totonacapan, que abarca desde Misantla hasta Tuxpan. De todas las muertes, llama la atención la de Daniel Zarate Rodríguez, ex agente de la Policía Judicial Federal, inmiscuido como protector personal de Joaquín Guzmán Loera (a) “El Chapo”, cuando matan al cardenal Juan Jesús Pozadas Ocampo en mayo de 1993 en Guadalajara, Jalisco. También fue señalado como uno de los que disparó al prelado; fue apresado y liberado en junio del año siguiente, llegando a Poza Rica en 1994 como constructor, pero no deja sus actividades y se le señala también como guardaespaldas del “Señor de los Cielos” Amado Carrillo Fuentes.

Zarate Rodríguez fue “levantado” por un comando saliendo de su gasolinera en Poza Rica el 6 de mayo pasado, y encontrado ejecutado en la comunidad el “Coyol” del municipio de Tamiahua, con muestras de ser severamente torturado y fíjense la saña: metido su cuerpo en un ancla que le introdujeron por el ano. Muchos piensan que su ejecución está ligada con el intento de secuestro del comerciante Juan Horacio Gamboa (sus presuntos secuestradores fueron detenidos por la policía: Salomón Zarate, José Guadalupe Menchaca, Gregorio Ramírez y los hermanos Ricardo y Josué Rifka Rodríguez) porque el jefe de la banda José Guadalupe Menchaca, vivía en una casa de Daniel Zarate, aparte de estar ligados junto con sus cómplices con las policías federales en Laredo, Tamaulipas, de donde provienen los secuestradores.

También es arrestado el hermano de Daniel, Salomón Zarate Rodríguez, por ser el autor intelectual del secuestro de Juan Horacio Gamboa Taboada (este mismo comerciante ya fue secuestrado el 21 de febrero de 1999, y rescatado por la policía judicial del estado en Zozocolco de Hidalgo, Veracruz, donde pedían los malosos 2 millones de pesos por su rescate). Salomón es amante de la jefa de cajeras de Banco Santander de Poza Rica, Melina Porras Castellanos, quien dio los datos financieros de Juan Horacio. Ahí todo bien, pero Daniel Zarate Rodríguez estaba íntimamente ligado a Martín Rojas López, el “zar de las gasolinas adulteradas”, productos que se expendían en gasolineras de Zarate.

Hay un dato que no tiene desperdicio: el 21 de abril de este año, entre porras es ingresado al penal de Tuxpan Martín Rojas López, principal sospechoso del asesinato del periodista Raúl Gibb Guerrero, y después vienen las ejecuciones y desapariciones de la gente ligada al “Zar”. El 6 de mayo, “levantado” Daniel Zarate Rodríguez. El 16 de mayo en el estacionamiento de la tienda “SAM´S” de Poza Rica, Maximiliano Gaona Castelán recibe un disparo mortal por la espalda: el finado estaba subiendo mercancías a su lujosa Hummer; su fortuna según provenía de la compra y venta de terrenos, pero vivía con toda opulencia, con mansiones, terrenos en Poza Rica, en El Conchal de Alvarado, y en Veracruz por el rumbo de la autopista a Xalapa; pero el negocio de Gaona Castelan era otro: en 1995, fue detenido por robo de autos junto con Fernando Miranda Montiel (a) “el Pato Miranda” (cuñado de Rosa Hilda Llamas González, candidata suplente al Senado de Juan Bueno Torio) y es ahí donde conoce al “madrina” de la Policía Judicial Federal, Martín Rojas López. Violento, fue denunciado y encarcelado por el delito de amenazas, el 3 de octubre por la causa penal 271/2003.

Maximiliano Gaona, no conforme de ser “lavador” del dinero de Martín Rojas López, tenía “otros” negocios como el de timar dinero por Internet, tal como lo hizo a la empresa Show Poster S.A de C.V de Poza Rica, por la cantidad de 280 mil pesos. En la muerte del “vende terrenos y otras actividades ilícitas”, los móviles que establece la policía son la venganza, crimen organizado o pasional por sus relaciones amorosas desde su esposa Maria de Lourdes Zepeda Varela (hija de un conocido Policía Federal de Caminos) quien ya vive con Rafael Aldana Ovando, peleado con Gaona por conducir los vehículos que éste le compró a su esposa; además Lourdes es hermana de Úrsula Zepeda, relacionada con un poderoso roba autos en la región de Martínez de la Torre, Francisco Girad (a) “El Cobra”, para variar también ex Policía Federal. A Gaona también se le relaciona con Suemy Rafaela Alamilla Olguín, amante por 15 años, y quien lo acompañaba el día que lo asesinaron; al igual que con Ysell Huerta Beltrán, encargada del C4 de Poza Rica, novia de Gaona por varios meses y a la que al parecer le puso diversas propiedades a su nombre. Que suerte la del C4 de ese lugar: primero la ex diputada Leticia García Perea, protectora de Basilio Picazo, y ahora esto.

¿Adivinen a quién se llevaron supuestos elementos de la Agencia Federal de Investigaciones el 19 de mayo pasado? A Francisco Hernández Palacios, (“El Fanthomas”) de 38 años de edad, quien ha sido agente municipal de “Chote”, municipio de Papantla, lugar estratégico en caminos hacia Martínez de la Torre, la Sierra del Totonacapan y a Poza Rica, pasando por las ruinas del Tajin. Se dedicaba a la venta de combustoleo con pipas y también vendía agua. Por un tiempo se fue a vivir a Reynosa, Tamaulipas, y regresando ya no se aguantó las ganas y construyó una mansión en “El Chote”, resaltando sobre las restantes chozas de los indígenas totonacos. Conocidas sus ligas con Martín Rojas López, el famoso preso de Tuxpan, donde vive a cuerpo de rey.

La última y escandalosa ejecución fue la de Remo Giovanni Allegretti Mejía el 30 de mayo pasado (del clan de los diputados federales Guillermo Zorrilla y Rómulo Isael Salazar Mejia, así como de la familia Rodríguez Franco, donde algunos de sus miembros están metidos en los últimos asesinatos políticos de la región). Siendo sobrino de Alfonso, por ser hijo de una de sus hermanas, Giovanni quiso imitar a su tío en todo: fue candidato a la presidencia municipal, se hizo cargo de la empresa de seguridad, y le dio por hablar mucho, lo que le marcó la vida para siempre, a sabiendas de a qué se dedicaba su tío.

En las ejecuciones de la región del Totonacapan hay coincidencias, porque están ligados al robo de carros, secuestros y sobre todo con Martín Rojas López, quien a la vez está ligado a los carteles de la droga por el combustible para las lanchas y aviones para transportar drogas a los Estados Unidos. Los ejecutados de una u otra forma identificados con el estado de Tamaulipas. Ya no se conforman con delinquir allá, sino que se están matando acá. ¿La PGR ya tendrá una pista sobre los asesinos del periodista Raúl Gibb? Ha de ser. De los dos Agentes del Ministerio Publico Federal comisionados, uno tiene tiempo que se fue y el otro se la pasa soplándose el calor.


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